Nada fácil aprender a leer con Mafalda y despedir a su creador

2020 ha sido un año bastante extraño, hemos sido presionados, aislados y enajenados de diversos modos. A tres meses de culminar este particular período, nos ha dejado de algún modo Joaquín Salvador Lavado Tejón, simplemente Quino. Más que caricaturista, fue y será un alfabetizador de conciencia, un retratista de la verdad.

Todos hemos reivindicado un trocito de este humilde y gigante argentino que rompió muchos esquemas propios de la sociedad latinoamericana de segunda mitad del siglo XX. Quiso retratar a su Argentina natal, sin embargo representó, sin ostentar sus consecuencias, un mundo entero que gritaba cambios sin hacer esfuerzos por cambiar.

No obstante la enorme trascendencia de Quino, no nos pertenece por completo, porque nunca quiso encasillarse ni dejarse atrapar por corrientes absolutistas, tan sólo la libertad. Fue amable con la palabra y desconfiado de quienes querían usar su imagen o la de sus personajes, para la política o proyección comercial.

Aun sabiéndose socialista, fue consciente del abuso policial y militar de regímenes de cualquier signo político, incluyendo aquellos de izquierda. A este respecto, valga recordar que tuvo una relación bastante incómoda con Fidel porque, repito, jamás fue amante de los absolutismos ni de la negación a recibir la crítica, la cual consideraba fuente primigenia de la democracia.

Por esto les decía, más que temor, fue la desconfianza que le llevaba a prohibir a conocidos y extraños, hacerse de él para campañas politicas. Sin embargo, en temas de alta institucionalidad asociadas a campañas de vacunación, infancia, feminismo, ecología y denuncia de la desigualdad social, fue siempre firme y consistente, además de generoso.

En medio de sociedades machistas en nuestra América Latina, irrumpió con la normalidad del dominio de la fuerza femenina en muchos aspectos; fue una propuesta muy inteligente y de vanguardia. Raquel, la madre de Mafalda, sin duda alguna “llevaba los pantalones” en el hogar, al igual que en el caso familiar de Miguelito, Susanita y Libertad, la figura de mujer y madre, se imponían en carácter y gestión de la familia.

La madre de Libertad es soltera, tal vez divorciada. No obstante o gracias a ello, la chiquilla es, posiblemente, la más madura de toda la serie. Quino jamás nos planteó el asunto “madre soltera”, como un problema social, nos lo hizo normal. Expresar esto hace casi seis décadas, es mucho decir, cosa que tal vez la generación del milenio no comprenderá que se defendía como monolítico el principio del “núcleo familiar indivisible”.

Los temas “de siempre” siguen vigentes, por cuanto nos hemos empecinado en no trascender en paz social nacional e internacional. Los conflictos entre arabes e israelies, el bajo poder adquisitivo de la clase trabajadora, los ineficientes discursos y acuerdos en la ONU, el exceso de burocracia pública, la contaminación ambiental, el militarismo, la demagogia de los políticos, la distracción por la artificialidad, el insufrible sistema educativo, la mezquindad, las desigualdades sociales, son denuncias recurrentes en las obras de Quino, incluso en su precoz Mafalda de los años ’60 del siglo pasado.

Por decir otro ejemplo, nos advirtió más de medio siglo atrás, sobre el indetenible avance de la tecnología japonesa y posteriormente china. Fue visionario en muchos aspectos, algunos de los cuales no hemos atendido a tiempo.

Tal vez los vehículos sean hoy más confortables y los cohetes más veloces, pero los problemas siguen siendo los mismos, digamos peores. Todo se reduce a la naturaleza humana y a lo que Quino hasta hace poco llamó “los problemas de siempre” que no hemos podido superar porque no hemos sabido comprenderlos en esencia.

Aprender a leer de la mano de Quino, te lleva a ser desconfiado como él, sin embargo, a ser generoso con la libertad. Hoy, cuando existen regímenes que aún oprimen y políticas públicas que profundizan las desigualdades, es absurdo celebrar o conmemorar a Quino desde los ángulos que siguen procurando tales problemas de los cuales ya estamos suficientemente obstinados.

Celebremos a este gigante de la libertad, procurando la justicia y amando la igualdad. Seamos consecuentes con la profundidad y claridad de su obra. El mundo según Quino nos llama a ser mejores personas.

@samscarpato

Publicado en mi perfil de Facebook en fecha 03/octubre/2020, publicado posteriormente en el noticiero digital Noti-América. La fotografía es cortesía de telam.com.ar