Ayudando a algunos amigos en la publicación de sus libros

2022

Inicié a apoyar a mis “antiguos” profesores en la edición y publicación de sus propios libros, comenzando por mi viejo maestro Arístides Martínez, quien, a sus ochenta años, disfrutó de la publicación de su obra “Narraciones venezolanas” sobre cuentos, mitos y leyendas del campo venezolano, continuando con mi profesor de literatura del bachillerato, Pablo Quintero, de quien publicamos su poemario “Escucho la termita”. Estos libros están disponibles en Amazon. Con esto, he iniciado el camino editorial (incluyendo la publicación de mis propios libros).

Comencé a publicar mis propios libros

2021

Este año marcó una importante bisagra en mis actividades científicas, culturales y profesionales en general. En febrero publiqué la versión digital de mi sátira psiquiátrica “Doctor doctor”, de la cual hice importantes actualizaciones, puesto que la empleé como proyecto final de curso de autoedición. Así, un año después publiqué la segunda edición mejorada e impresa, luego de lo cual publiqué otro libro más cercano a mi pasión de vida: narrar mis más de treinta años de vivencias en campos y selvas, lo cual presenté al público en el libro “Cantos de tierra y vida”. Estos libros están disponibles en Amazon.

Doctorado en ciencia política

2018

Finalmente culminé mi doctorado en Ciencia Política, con dos grandes áreas de especialidad; políticas públicas y sociología política. Mis exámenes finales versaron, entre otros temas de actualidad, sobre la democracia electrónica y el fenómeno de la participación en red. Mi tesis doctoral hizo énfasis en la seguridad alimentaria desde la perspectiva de la gerencia de políticas públicas (especialmente las políticas educativas). La Universidad Simón Bolívar (www.usb.ve) es tal vez la más exigente universidad venezolana con una buena proyección internacional. Tuve profesores de altísima calidad internacional.

Migración a Italia

2017

Por iniciativa de mis hijos y puesto que teníamos la nacionalidad italiana (recuerden que mi padre migró de Italia a Venezuela en su juventud), ya llevaban algunos años proponiéndome vivir un tiempo en la tierra de Dante y Da Vinci para que ellos profesionalizaran su práctica de esgrima, deporte que desarrollaban en Venezuela y en el cual ya eran buenos atletas. En efecto, culminaron su liceo industrial en Italia a la vez que se destacaron en el mencionado deporte. Sin embargo, para los padres, el proceso nos fue algo difícil, lo cual me llevó a mirar los flujos migratorios y el fenómeno de los desplazados y refugiados como una nueva línea de investigación dentro de las actividades científicas y literarias que me he propuesto.

Fundador de la sociedad Brezza Project

2016

Luego de ocho años investigando el fenómeno de la participación en red y, para entonces, casi igual tiempo de haber irrumpido el Bitcoin en la escena pública, naturalmente con el agregado de llevar toda una vida dedicada a estudiar y promover el desarrollo sustentable, decidí reversionar la experiencia presentada en EE.UU. en 2013 y concretar un nuevo emprendimiento dedicado a la Business intelligence aplicada a la transición energética y al desarrollo sustentable en general. Fundamos Brezza Project, S.A., con sede en Barquisimeto, Venezuela; una sociedad dedicada al desarrollo de soluciones digitales y prototipos en matera, precisamente, de transición ecológica en las empresas.

Emprendimiento Pie of Ideas en EE.UU.

2013

En otoño de este año presentamos en el estado de Connecticut una propuesta de App basada en la economía colaborativa y multidimensional para madurar y apalancar ideas de negocio sustentables. La propuesta recibió el nombre en inglés de “Pie of Ideas” o “Pastel de Ideas” en español y nos ayudó a mejorar una idea que llevábamos año y medio madurando, buscando aplicar principios de la física cuántica a los modelos de negocio colaborativos. Para entonces, iniciaban a masificarse diversos fondos colectivos tipos crowdfunding online y justamente nuestra propuesta buscaba cubrir ciertas necesidades derivadas de esta mega tendencia. Las reuniones y mesas de trabajo con asesores fueron de gran ayuda para lo que vino después en términos de startups relacionadas con el tema.

Estadía de investigación para estudiar el impacto de políticas agroalimentarias en Chile

2009

Gracias al auspicio de la Agencia de Cooperación Alemana, pude pasar el segundo semestre del 2009 en el sur de Chile. Fui recibido por la Universidad de Concepción (www.udec.cl), por convenio con la Universidad Simón Bolívar (Venezuela): aparte de hacer algunos cursos de postgrado, hice un análisis sobre el impacto social y ambiental de las políticas agroalimentarias sobre el medio rural e indígena. Fue fascinante conocer el sur de Chile y el contraste entre, por una parte, un sistema de políticas agrícolas bien estructurado y fácil de trazar y, por otra, constatar problemas de desigualdad social y de impacto ambiental por el uso extensivo del monocultivo forestal.

Inicio de la consultoría ambiental

2007

A pesar de dedicarme al activismo ambiental desde muy joven, nunca había incursionado en la consultoría ambiental. En este año, tuve la oportunidad de ser cofundador de la empresa “Yahuaruà Desarrollos, S.A.”, dedicada precisamente a brindar servicios de Evaluación o estudios de impacto ambiental (EIA), Auditorias ambientales y Planes de supervisión ambiental, lo cual ya venía haciendo de manera colaborativa desde casi tres años atrás con los socios de este gran emprendimiento, por medio de su anterior empresa “Ecogerencia, S.A.”, la cual llevó a cabo importantes trabajos sobre áreas naturales protegidas y, de manera más disruptiva, haciendo EIAs a normas jurídicas (algo innovador y poco común en este medio profesional).

Creación de la Fundación Yahuaruà

2007

Una de mis mayores pasiones siempre ha sido el contacto directo y estudio de nuestras culturas originarias. Les decía que eran mis lecturas favoritas desde niño y que, desde 1991, se volvió realidad el contacto directo. En 2006 creamos la Fundación Yahuaruà, que comenzó a operar a inicios del 2007 y se dedicó justamente a promover trabajos comunitarios y educativos en espacios rurales e indígenas. Ayudamos a mejorar decenas de escuelas y centros de salud en muchas comunidades de los Andes y la Amazonía, aparte de unas cinco o seis en zonas del llano venezolano. Quisimos llegar justamente donde poco llegan los gobiernos y las universidades: a las zonas más apartadas o de difícil acceso, llevando jornadas de voluntariado.

Maestría en gerencia educacional

2006

En este año recibí el título de Magister en Educación mención Gerencia Educacional en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (www.upel.edu.ve). A lo largo de la maestría nos formamos en planificación, organización, dirección y monitoreo del proceso, proyectos e instituciones educativas, incluyendo el diseño y ejecución de políticas, medidas y acciones de intervención a favor del desarrollo local por medio del sector educación y sectores correlacionados. Mi trabajo de grado versó sobre un modelo de evaluación estratégica a instituciones educativas desconcentradas sobre la base del coaching administrativo y educacional. Valga decir que, en paralelo, cursé otra maestría que no logré culminar en la misma universidad, cuya especialidad fue investigación educacional.

Conviviendo con pueblos originarios

2005

Les decía que siempre me ha apasionado la cultura y el contacto con pueblos y comunidades originarias. A partir de este año dejó se ser algo eventual y pasó a ser algo mas permanente; dedicar gran parte de mi tiempo fuera de mi labor como docente universitario para convivir con pueblos originarios en apartadas zonas de la selva amazónica, me llenó de muchas experiencias de vida, en especial de sensibilidad y de cientos de propuestas de desarrollo local tomando en cuenta la cosmogonía indígena como centro o punto de partida de la perspectiva que hoy debiesen tener muchos modelos de políticas públicas en el mundo entero. Los pueblos indígenas tienen mucho que decir al mundo y, para ello, debemos escucharlos; allí está la clave para solucionar muchos de nuestros actuales problemas, como la crisis climática en la que estamos envueltos.

Organización de comunidades de agricultores

2003

A pesar de haberme hecho agricultor en 1995 y de haberme diplomado en 1996 en gerencia de cooperativas y empresas agropecuarias, fue en 2003 cuando mi perspectiva sobre el desarrollo rural sustentable cambió para siempre. Hasta entonces llevaba dos caminos paralelos en el medio rural: uno como ecologista y conservacionista, lo cual me llevaba a largos recorridos de observación, reportajes, denuncias de degradación ambiental y charlas ambientalistas que dábamos en muchos campos. Por otra parte, mi formación en el área administrativa y mi trabajo como profesor en administración y consultor empresarial me tenían lejos de la realidad campesina; pero en 2003 cambió todo. Me di cuenta que el trabajo de organización comunitaria y el fortalecimiento administrativo de las comunidades de base, hacían que los resultados en materia de desempeño ambiental, social, cultural y, por supuesto, productivo de los agricultores, mejorasen sensiblemente en el corto, mediano y largo plazo.

Formación en promoción de PyMEs y startups

2002

En este año culminé un diplomado en formación de facilitadores en creación y formación de empresas, fueron intensos meses de cursos teórico-prácticos, con presencia de profesores de muy alto nivel nacional e internacional preparados en temas de avanzada. En particular, me tocó hacer un estudio de mercado para la consolidación de un clúster en torno a una comunidad urbana de artesanos. Fueron al menos diez cursos centrales y un trabajo final de curso que demostrase la posibilidad de generar cambios mediante la intervención que se realizó en el medio urbano. Los compañeros de curso eran profesionales que igualmente traían experiencia en el ámbito formativo y de la promoción de emprendimientos productivos, lo cual hizo que este diplomado fuese muy nutritivo en cuanto a los intercambios colaborativos entre pares.

Soy padre por primera vez

2001

A finales de este año nació mi beba; me hice padre por vez primera. Es una sensación indescriptible y, además, una enorme responsabilidad que impulsó mi crecimiento profesional. Los hijos te llenan de sueños y de compromisos con el universo entero. Si antes tenías ganas de cambiar el mundo, ahora sabes por qué hacerlo exactamente y, al pensar en tus hijos, piensas en todos los hijos del mundo y las generaciones que vendrán. Así que los hijos te llenan de trabajo, obviamente, pero también te llenan de desafíos de mejorar como persona y de mejorar nuestro entorno lo mejor posible.

Me hice profesor universitario

2001

En octubre de este año comencé mi recorrido como profesor universitario, entré a trabajar como profesor en Teoría administrativa, en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (www.ucla.edu.ve), también trabajé como profesor en las asignaturas Contabilidad ambiental, Gerencia ambiental y, en menos casos, Evolución del pensamiento administrativo. Fue mas de década y media de intenso trabajo docente, acompañado de mi ejercicio como investigador en líneas de investigación relacionadas con desarrollo sustentable, también la inserción de la variable ambiental en asignaturas y carreras no ambientales, entre otras áreas relacionadas. Ser profesor universitario me permitió acceder a diversos escenarios como conferencista, investigador, asesor y, por supuesto, profesor invitado. Algunos de los momentos más resaltantes y a la vez emotivos de esta profesión, fue poder interactuar institucionalmente con comunidades rurales e indígenas. Aparte, fui tutor de tesis por más de veinte años, en al menos cinco universidades.

Inicié a ser consultor empresarial

2001

Luego de graduarme en mi primera carrera universitaria y diplomarme en algunas áreas complementarias, formé y dirigí equipos de auditores en gestión administrativa y emprendimiento de pequeñas y medianas empresas (PyMEs). Con la asistencia de diversas alianzas profesionales, hice trabajos para pequeñas cámaras de empresarios e industriales, también para fondos locales y nacionales que, durante el otorgamiento y desembolsos de créditos, debían potenciar las capacidades y habilidades administrativas de sus beneficiarios para que estos fuesen más asertivos con sus recursos. Entonces, realicé también trabajos formativos (cooperación técnica) junto a los de control.

Promotor de Proambiente A.C.

2000

Un grupo de investigadores y activistas ambientales, fundamos la Asociación Civil Proambiente, con la finalidad de levantar (formular) y gestionar propuestas de protección de áreas naturales, especialmente en zonas boscosas con presencia o incidencia sobre nacientes de agua. Hicimos diversos estudios y propuestas, aparte de algunos servicios de consultoría ambiental en cuanto a reforestación de pequeñas cuencas hidrográficas. Para entonces comenzábamos a comprender que el trabajo formativo y organizativo en campo debía ser la clave para la consecución de diversos proyectos que impulsamos; de hecho, pocos años después dimos ese vuelco a favor de la eficiencia del impacto de nuestro trabajo de extensión y cooperación técnica.

Graduado en administración de empresas

1999

A finales de este año me titulé en mi primera carrera universitaria de cinco años de estudio. Hacerme licenciado en administración de empresas en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (www.ucla.edu.ve), me abrió el camino profesional a razón de las herramientas gerenciales que comencé a canalizar para apalancar emprendimientos productivos, organizaciones comunitarias y, por supuesto, profesionalización y trabajo familiar. Dentro de la promoción, quedé en el tercer puesto, lo que me permitió acceder a determinados concursos de oposición y a postgrados con mayor “facilidad”. El pensum que vimos para entonces fue, en su mayor parte, de comprensión teórica, es decir, la mayoría de las asignaturas o cursos que brindaban herramientas analíticas que nos ayudaban a comprender y abordar, por ejemplo, procesos de desarrollo local. A partir de 1995 la facultad universitaria donde me gradué cambió radicalmente su pensum y se hizo más práctico que teórico para las cohortes de graduados luego del año 2000.

Comencé a ser facilitador de cursos de alta gerencia

1998

Entre los años 1998 y 1999, el Instituto de Formación Gerencial (INSFORGE) me abrió las puertas como instructor o facilitador de cursos de alta gerencia, cuyos participantes usualmente eran jóvenes gerentes de pequeñas y medianas empresas locales, aunque también asistían medianos y altos funcionarios de grandes empresas nacionales; en INSFORGE no solo hice grandes amistades, sino que cursé (como participante) la primera cohorte en formación gerencial. Siendo instructor, inicié ofreciendo el curso de “Cultura organizacional y benchmarking”, posteriormente incursioné con “Investigación de mercado”, eventualmente di también “Planificación estratégica”. Esta experiencia acrisoló mi vocación docente, puesto que en años posteriores fui facilitador en otras áreas e instituciones; al menos tres cámaras y gremios profesionales me convocaron para ser facilitador, en “Evaluación estratégica de proyectos”, “Análisis de gestión administrativa”, entre otros cursos. Igualmente fui invitado por al menos cinco universidades locales y nacionales por lo mismo, destacando los cursos “Gerencia de cooperativas”, “Gerencia ambiental”, “Gestión de la agroecología de altos rendimientos”, entre otros.

Hice desastres pintando mi universidad

1997

Esta historia les parecerá jocosa, pero tiene un gran significado para mí. Desde 1993, me iba a la universidad durante algunos fines de semana para colaborar a través de pequeñas reparaciones, ampliación o mejoramiento de jardines, como también en el desmanchado de pizarras y mesas (pupitres) en las aulas. En esos primeros años, pocas personas se interesaban o mostraban poco sentido de pertenencia expresado en el cuidado de las instalaciones universitarias; en realidad me acompañaban tan solo dos o tres estudiantes. En 1997 quise hacer algo radicalmente distinto: llamar la atención de toda la comunidad estudiantil y, pidiendo el apoyo del centro de estudiantes y de los grupos organizados, fundamos las “Jornadas de mantenimiento”, por las que de manera masiva nos avocamos a limpiar, reparar y pintar la universidad. El resultado fue asombroso, los estudiantes pasaron a cuidar más las instalaciones porque ahora nos “dolían” las mismas.

Facilitador de cursos en metodología de la investigación

1997

Dado que ya venía participando en centros de investigación y me apasionaba formar parte de proyectos científicos, en 1997 inicié a motivar a mucha gente para que incursionaran en procesos de investigación científica. Así, comencé a dar talleres de “Inducción a la investigación” y, posteriormente, “Cómo presentar un trabajo de grado” y “La tesis de grado como instrumento para el éxito laboral”. Facilité estos talleres por algunos años con el convencimiento de que el mundo de la investigación científica puede apalancar muchos otros procesos evolutivos en nuestro ámbito familiar, cultural y de crecimiento personal en general. Estos son los cursos que más disfruté como facilitador o instructor, tal vez por la enorme cercanía emotiva y la dedicación que tenía para con la ciencia.

Formación en gerencia de cooperativas y empresas agropecuarias

1996

En este año, culminé el proceso formativo de un programa (diplomado) en “Formación de gerentes de cooperativas y empresas agropecuarias”, brindado por la Coordinación de extensión y cooperativismo de mi universidad. Fueron doce intensos cursos y un trabajo final de grado teórico práctico dedicado a la promoción de la gerencia de cooperativas y el mercadeo agrícola en una zona agroproductiva. El mundo del cooperativismo es apasionante y más aún el verdadero cooperativismo, lejos de artimañas administrativas para no pagar impuestos. La historia y principios de economía colaborativa que caracterizan a este mundo me atraparon por completo. La legislación internacional y la nacional aplicable a cada territorio, la administración y contabilidad especializadas, la particular manera de tomar decisiones y el poder de estas en el apalancamiento del desarrollo local, es lo que más me atrajo de dicho ámbito.

Condecorado con la Orden José Félix Ribas

1996

En febrero de cada año, específicamente el día 12, se celebra el Día de la Juventud y se conmemora la Batalla de la Victoria, llevada a cabo en 1814 en las cercanías del poblado homónimo en el centro norte de Venezuela. Allí el joven oficial del ejército patriota, José Félix Ribas junto a un contingente de niños y jóvenes, debilitaron sensiblemente a las huestes de José Tomas Boves, sin darle muerte ni capturarlo allí; derivado del sacrificio de centenares de jovencitos a favor de la independencia, es que actualmente se conmemora esta fecha a favor de la juventud. El Ministerio para la Familia de entonces (1996) organizaba y otorgaba una condecoración a los mejores estudiantes del país y que, a su vez, se destacasen en otras áreas del quehacer cultural, deportivo, científico, etc. En mi caso, recibí esta condecoración por ser buen estudiante universitario y por la dedicación que ya demostraba en actividades conservacionistas; de hecho, la mención fue en dicha área. Esta condecoración significó para mí un enorme compromiso por seguir dedicándome a lo que tanto he amado: el cuidado de la naturaleza. Por cierto, el acto de otorgamiento, a cargo de la ministra en funciones, doctora Mercedes Pulido de Briceño (quien me entregó el diploma), se realizó en el teatro Teresa Carreño de Caracas en una fecha y año bisiesto, el 29 de febrero.

Me hice agricultor certificado

1995

Ese año decidí hacerme agricultor para comprender más de cerca las formas de cómo interactuar tan de cerca con una cuenca hidrográfica y contaminar lo menos posible. Cultivé muchos rubros agrícolas, especialmente café, del cual conservo una hermosa experiencia. Integrarme a una comunidad rural me hizo entender muchas cosas, partiendo de los problemas organizativos y educativos que nos llevan a un mal manejo de los recursos naturales. Me enamoré de la gente del campo y desde allí quedé convencido de que este es un nicho cultural y social que dará muchas soluciones futuras al problema de la inseguridad alimentaria; es allí donde debemos trabajar los ecologistas de la mano con los miles de productores desatendidos (de forma pública, masiva, permanente y sistemática) por parte del entramado de políticas locales y nacionales ejecutadas por los organismos competentes. He encontrado en los productores agrícolas, el sector socioeconómico más estratégico para ejemplificar e impulsar muchos cambios en nuestras sociedades y en nuestras formas de vida y de desarrollo local.

Agricultura sana y de altos rendimientos

1995

De vuelta en mi país, asistí por recomendación de mis coordinadores de investigación, a una asamblea de la Federación de Cooperativas de Caficultores de Venezuela (FECCAVEN), realizada en El Manzano, poblado cercano a mi ciudad, en el sur del estado Lara. Aparte de conocer de primera mano la grata experiencia organizativa de centenares de uniones de caficultores agregados en cooperativas, también conocí allí a una magnífica persona, Antonio Ibarra Zavarce, quien representaba (junto a José Gutiérrez) a la empresa (luego convertida en fundación) BRORE (Bios Reforma para Orientar la Tecnología hacia la Ecología). Allí hice amistad por siempre con el creador de la “Tecnología BROTE”, una ingeniosa forma de restaurar la fertilidad de los suelos y de formular programas de fertilización ecológica específica para casi todos los tipos de cultivos que teníamos en el país. Por fin encontré la respuesta a un gran dilema que tenemos en el mundo: producir alimentos sanos y rendidores, es decir, sin uso de sustancias contaminantes y generando altos volúmenes en cosechas. Vi altísimos rendimientos en cosechas en al menos 20 rubros agrícolas, en diversos pisos climáticos y tipos de suelo.

Conferencista internacional por primera vez

1995

En agosto de este año y gracias a las gestiones de la coordinadora del Centro de Investigaciones de mi facultad, profesora Concetta Esposito, en contacto con el programa PROMADES de la AsoVAC, representé a mi universidad y mi país en la XXI Asamblea anual de la Asociación Panamericana Interciencia, llevada a cabo en San Juan, Puerto Rico. En realidad, no fui ningún gran investigador invitado, ni presenté alguna de las conferencias o proyectos centrales, porque yo era apenas un jovencito comenzando a hacer ciencia. Sin embargo, en mi investigación de entonces ya tenía la convicción por la cual nos quedaríamos sin agua en las ciudades dos o tres décadas más adelante (justo lo que estamos viviendo hoy), porque la forma por la cual estábamos promoviendo el “desarrollo” agrícola estaba deteriorando aceleradamente las cuencas hidrográficas y, con ello, las fuentes de agua y la biodiversidad del entorno. La investigación no era agronómica, sino social y económica y, de hecho, allí indico que a futuro (hoy) el problema público de la escasez de agua se convertiría en un problema de seguridad nacional.

Desarrollo sustentable como concepto y práctica

1995

Registro del primer proyecto científico usando el término Desarrollo Sustentable. Antes de mitad de año, presenté ante el Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico (CDCHT) de mi universidad (UCLA – Venezuela), el proyecto de investigación científica “Río Claro, comunidad piloto para la aplicación de un modelo socioeconómico sustentable: La cultura socioeconómica de los productores rurales como problema de seguridad nacional”. A lo largo del proyecto de investigación se usa el término “Desarrollo sustentable” que, si bien hoy es muy común, tres décadas atrás era extraño o novedoso su uso. En inglés viene siendo “Sustainable development”. Al menos fue el primero en mi facultad (tal vez en mi universidad) y, honestamente, el primero en muchas facultades no ambientales en Latinoamérica. Era tan extraño el enfoque, que en el CDCHT inicialmente no comprendían cómo en una facultad con sólo carreras administrativas y contables se pudiese generar un proyecto así; me pedían que un veterinario, un geógrafo o un agrónomo fuese mi tutor, pero insistí que no, puesto que el proyecto se sostenía sobre la visión de modelos de desarrollo local, gerencia del desarrollo y gestión de recursos naturales. Por cierto, fueron los doctores Luis David Morantes en 1993 y Ramón Pugh en 1994, quienes me recomendaron el uso del término Desarrollo Sustentable.

Mi primer reportaje científico en prensa

1994

En el Centro de Investigación e Información Ecológica, organización no gubernamental que fundamos en el anterior año 1993, hicimos muchos artículos y reportajes. En este caso, hice una entrevista y levantamiento de información de primera mano, sobre la propuesta de creación de una reserva de fauna al norte del poblado de Aroa (estado Yaracuy, Venezuela), dada la presencia comprobada de medianos y grandes mamíferos (como el venado, entre otros), cuyas observaciones y anotaciones argumentativas fueron hechas por científicos nacionales e internacionales. Seguidamente hice un reportaje sobre la importancia de la presencia de arboles en la ciudad, advirtiendo sobre aquellas especies cuyo sistema radicular tiende al deterioro de obras civiles. También colaboré en diversos reportajes de campo que evidenciaban la intervención y ocupación de suelos agrícolas por parte de urbanismos que estaban no solo quitándonos espacios para la producción de alimentos, sino que igualmente estaban dañando la cobertura forestal y arbustiva (porosidad para la percolación e infiltración) que necesitábamos tener sobre los valles captadores de agua para mantener llenos de agua los acuíferos ubicados en sus respectivos subsuelos. Estos reportajes ocupaban página completa en prensa escrita local y nacional.

Incorporación a un centro de investigación universitario

1994

En la facultad donde estaba estudiando mi primera carrera universitaria (Administración de empresas), se creó el Gabinete Estudiantil de Investigaciones Científicas (GEIC-DAC), exactamente en julio de ese año. Un académico y divulgador científico, el peruano y doctor Aníbal Velásquez, impulsó primero su creación en la facultad de Medicina y allí, mi amigo Negman Alvarado (hoy un brillante neurocirujano), me indujo a incorporarme al GEIC recién creado en mi facultad (mes de julio). Esta importante agrupación dependía del Centro de Investigaciones de la facultad, que era a su vez coordinado por la profesora Concetta Esposito, a quien le presenté en septiembre mis inquietudes científicas; me puso a hablar con el coordinador del GEIC, Reinaldo Ledezma (hoy un brillante auditor, consultor y empresario) y lo demás es historia. Me incorporé casi a diario a impulsar mis propias investigaciones y ayudar a otros estudiantes a hacer lo mismo.

Fundador de un centro de investigación en ecología

1993

Entre cuatro buenos amigos, fundamos el Centro de Investigación e información Ecológica. En septiembre de este año, varios activistas y ecologistas provenientes de diversas organizaciones, fundamos CINECO, el cual en sus inicios funcionaba en el garaje de la casa de mi madre en Barquisimeto. Yo era el más joven del grupo, acompañé en esta importante organización a Francisco Lledó, Leobardo Acurero y Viktor Nesterovski (recibíamos también asesoría de los doctores Robert Smith y Ramón Pugh). Nos dedicamos a producir información relevante para uso de otras agrupaciones ecologistas, aunque también para instituciones públicas y particulares en general deseosos de tener datos, reflexiones y algunas propuestas (por medio de reportajes en prensa) ante la situación de emergencia ambiental que ya veíamos en ese entonces. Uso indiscriminado de plaguicidas, deforestación, deterioro de cuencas hidrográficas, escasez de agua en las ciudades, creación o ampliación de áreas naturales protegidas, entre otros temas, fueron las líneas de acción y voluntariado que tuvimos por esos años.

Promesa de dedicarme a las tecnologías limpias

1992

Llevando ya algunos años dedicado a la ecología y a fomentar cambios en los modelos de vida y consumo en mi entorno más cercano y en muchas partes donde iba, una de mis mayores inquietudes para entonces era poder crear o fomentar el cambio energético o lo que hoy llamamos transición energética. Comprábamos y leíamos distintos libros sobre fuentes alternas de energías o energías alternativas; discutíamos por días enteros sobre modelos más aerodinámicos de rotores aerogeneradores o paneles solares más livianos. Mi hermano Salvador Scarpato y mi primo Roberto Venturini, eran apasionados de la mecánica, la electricidad y la electrónica, y eso nos ayudaba mucho; hacíamos dibujos, cálculos y pequeños prototipos, hasta que a mediados de 1992 algo sucedió y cambió mi vida de un día para otro. El fallecimiento de Roberto hizo que me ensimismara aún más en mis sueños y me prometiera dedicarme de por vida al cambio planetario. Cada día que hablo, hago o transmito algo relacionado con tecnologías limpias y alternativas en general, lo recuerdo como fuese hoy; en muchos momentos de mi transitar en estos temas siento que Roberto está allí hablándome y acompañándome.

Trabajando en un laboratorio de parasitología médica

1992

Debido a mi pasión por el campo y ya entregado a la ecología y al voluntariado, quise hacer cursos en el área de medicina tropical, puesto que eran muchas las patologías encontradas en campos y selvas de nuestra Latinoamérica. No conseguí muchas opciones, lo que hice fue enrolarme como voluntario o pasante en el laboratorio de parasitología médica de la escuela de medicina de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. Allí, justo frente al museo de anatomía, estuve trabajando como voluntario durante el primer semestre de este año. Mal de chagas, leishmaniasis, paludismo y otras enfermedades tropicales, eran el día a día de trabajo preparando material, limpiando instrumental y espacios en el laboratorio; también limpié mucho material empleado en coprología (me tocó lavar cientos de veces materiales, cristalería, centrifuga y autoclave empleados en exámenes de heces fecales). Los primeros meses, el coordinador de la unidad o departamento fue el doctor Bonfante Garrido, quien ya estaba jubilándose y fue sustituido por el doctor Enrique Meléndez (mi último coordinador; muy gentil y buen amigo, por cierto).

Mi primera publicación en prensa

1991

Pocos meses luego de cumplir mi mayoría de edad, en diciembre de este año, publiqué mi primer artículo de opinión en prensa local. Titulé mi artículo “Nuestro proceder nos priva”, haciendo ver que la queja no nos conduce a nada, peor aun cuando no la sustentamos con hechos que demuestren que estamos dispuestos a cambiar para que nuestra sociedad a su vez cambie. El reclamo y la denuncia son cosas diversas, así como la participación en la construcción de soluciones propositivas. Pedir a través de la queja y ejercer presión a través de la violencia no nos está ayudando a mejorar como sociedad. Tal vez para entonces, a mi corta edad, no tuve las mejores palabras para hablar. Sin embargo, me preocupaba que no fuese sustentable el fenómeno de la participación social y que estas desordenadas formas de canalizar el descontento y la falta de arraigo o no tener sentido de pertenencia nos complicasen la vida en sociedad.

Rescate, búsqueda y salvamento

1990

Junto con mi amigo y compañero de excursiones, Paco Lledó y otros importantes participantes y amigos, hice un curso de varios meses en rescate, búsqueda y salvamento, creo que la institución tenía por nombre “Grupo de Rescate América”. En mi anterior curso de submarinismo ya habíamos recibido entrenamiento teórico práctico de rescate en aguas abiertas, sin embargo, en este curso de 1990 recibí entrenamiento práctico enfocado en búsqueda y rescate en zonas montañosas, lo cual siempre ha sido un ámbito geográfico de gran interés para mí. El voluntariado social en zonas rurales e indígenas, al igual que el voluntariado ecologista y muchas situaciones de la vida cotidiana en general, precisan el manejo de ciertas herramientas y conocimientos básicos en primeros auxilios y supervivencia; creo que todos debemos tener entrenamiento en técnicas de ascenso y descenso con cordadas, tratamiento de heridas, reanimación cardiopulmonar, llamadas de auxilio, traslado de heridos, detección de enfermedades tropicales, lectura de cartografía y planimetría en campo, entre otros conocimientos básicos.

Inicio del contacto con pueblos y comunidades originarias

1990

De pequeño, siempre tuve contacto con muchas personas que a su vez investigaban, trabajaban o simplemente visitaban muchas comunidades rurales e indígenas. Esto me inspiró a sumergirme en muchas lecturas asociadas al tema, era mi mayor pasión de niño y adolescente. Al final de mi bachillerato, aun siendo menor de edad, la familia Minervini (padres de unos excelentes compañeros de clase e inolvidables personas), me invitaron a ir con ellos a recorrer hermosos parajes del extremo sur del llano venezolano en donde tuvimos contacto con representantes del pueblo originario (nación) Yaruro y también del pueblo Cuiba. Mi impresión fue tan grande que, a partir de ese momento, tuve cada vez más contacto con otros pueblos y comunidades indígenas de Venezuela y de América Latina, hasta que se convirtió en mi mayor pasión y vocación de voluntariado y trabajo social. Este es uno de los momentos que marcaron huellas imborrables en mi desarrollo humano.

Aire libre en vez de artes marciales

1990

Hice por algún tiempo natación y más en especial Karate Do, de la mano del excelente Sensei Domingo Aldana, llegando a alcanzar el Tercer Kyu, lo que hoy vendría siendo el cinturón marrón. Me encantó esa etapa de mi vida, si embargo, la fui sustituyendo gradualmente por el montañismo, la escalada, el submarinismo y el contacto permanente con campos y selvas (no llegué a hacer el subsiguiente examen por dedicarme a otras disciplinas). Agradezco los años que practiqué artes marciales las dos primeras décadas de mi vida; me dieron disciplina, amor al esfuerzo y concentración en el logro de ciertas metas.

Formación y dedicación al submarinismo

1988

En primavera hice un curso de buceo deportivo, luego de lo cual me certifiqué en la Federación Mundial de Actividades Subacuáticas como buceador dos estrellas. Desde niño tuve como afición la acuariofilia; tuve una cantidad casi interminable de peceras (en algunas ocasiones decenas al mismo tiempo). Me apasionaba el reto de reproducir y ver crecer distintas especies complejas de peces y algas, esto lo cruzaba con mi irrefrenable curiosidad por leer libros de biología y fisiología, lo que me llevó a aceptar la invitación de mi amigo Víctor Rodríguez a realizar el curso de submarinismo en nuestra ciudad y en el Parque Nacional Morrocoy. El entusiasmo fue contagioso puesto que, al año siguiente, mis hermanos, primos y mejores amigos hicieron también el curso, lo que nos llevó en años sucesivos a recorrer diversos espacios marinos y fluviales practicando el submarinismo y la observación científica de los lugares que visitábamos.

Inicio de mis escaladas en montaña

1988

Comencé a escalar las cumbres más altas de mi país. Desde niño me apasionaban el campo y la naturaleza, y el excursionismo ya se había formalizado en mí. En enero de ese año, iniciaron las idas permanentes, casi anuales, al Parque Nacional Sierra Nevada de Venezuela, asaltando cumbres que bordeaban los cuatro miles y cinco miles (m.s.n.m., obviamente); en la primera ocasión (enero 1988) fui acompañando a mi amigo Edgar José Urbáez y sus compañeros del grupo excursionista Arenales. En diciembre del mismo año, acompañado por mi hermano Roberto Venturini Dinelli (QEPD) y chicos del Colegio Río Claro, hice cumbre en el pico Cendé (3.552 m.s.n.m.), la mayor elevación de la región donde vivía (estado Lara), justo donde nace el río Tocuyo; esto lo hice meses antes que fuese decretado el Parque Nacional Dinira, con cuyos promotores, por cierto, venía colaborando como voluntario ambientalista, hasta que me incorporé en 1990-91 a ayudarles un poco más; esta última agrupación era el Frente Ecológico Regional del Estado Lara.

Comencé a trabajar

1987

Desde niño me gustó trabajar y experimentar distintos grados de independencia económica. Tejí correas y llaveros, reproduje y vendí peces, algas y plantas de diverso tipo, hice eventuales trabajos de jardinería; todo eso me encantaba. Sin embargo, poco después de cumplir catorce años y no habiendo salido tan bien en ese período académico, mi padre me puso a trabajar (santo remedio, hoy se lo agradezco montones). Entré a trabajar en el escritorio jurídico contable de él, también funcionaba allí una sociedad de corretaje de seguros. La mayor parte de mi trabajo era en el área de cobranzas, mensajería y ordenar papeles; estuve allí hasta 1992. De todo esto aprendí mucho, en especial no volver a salir mal en los estudios.