Del oficio de escribir o de cómo meterse en problemas con el libre pensamiento; no dejes de hacerlo porque algo llega y tal vez llegue lejos.
Samuel A. Scarpato

Atrévete. “El derecho de pensar es lo más sagrado”, decía el viejo cuando querías expresar algo y callabas de temor. Al tiempo el temor se hizo a un lado y ahora digo las cosas sin temor alguno.

Evita los problemas. Creo que ya es algo tarde, escribir te lleva a echar a volar lo que sientes, y lo que sientes eventualmente entra en conflicto con las fronteras del pensamiento de otros.

Si lo crees, dilo. Hay algo dentro de ti que sabe que puedes cambiar el mundo que te rodea, aunque seas apenas un instrumento que sopla suaves melodías que llegarán, tal vez, a algunos corazones fértiles en otros tiempos y espacios.

No dejes de hacerlo. Quizás no seas un escritor de oficio, pero sí un escribidor sin oficio, cuyo latir de sueños el universo compensará con la resonancia de quien se sabe caminando por el universo entero.

Escribir para todos o para algunos. Ese no es tu problema, cuando te entregas al universo llegas al pecho de quien te recibe y de quien no, para luego.

Cuida tu pluma. Para que cuando llegue el feliz momento de dejarla o que te deje porque se ha ido, ya no podrás renunciar a todo cuanto hayas dicho.

Ubícate en lo que eres. Si perteneces al universo entero, entrégate al resonar de las galaxias que, sin conocerlas aún, sabes que su energía te pide que no te guardes en cajón alguno.

Busca las causas nobles. La causa no está en la nobleza ni la nobleza en la causa, así que si el mensaje de las hormigas te alienta, deja que el viento lleve su andar junto a tu pluma.

Camina muy dentro. Si te pierdes en el camino, tranquilo, estás recorriendo tu alma y corazón, así que descuida perderte o que te crean perdido, eres tú no más.

Recuerda el maestro. La luz mana de la fuente de tu espíritu, procura alejarte de quien te encamine por el sendero de la prudente lección, eres tu propio maestro y las experiencias de vida conviértelas en tu maestría.

Enamórate de la vida. La vida y las condiciones que la hacen posible es el motor de tu irreverente pluma y tú lo sabes, así que no dejes de enamorarte de todo lo que acelere con alegría tu pulso y que tu pulso sea el remo que te mantenga enamorado de la vida.

Arrepiéntete a tiempo. Mientras llega el tiempo de arrepentirte por lo dicho, escribe sin arrepentimiento, dirás a tiempo lo siento porque lo escribiste con mucho sentimiento y sabes que esa energía mueve el mundo entero.

Toma el dulce del amargo. El oficio del escribidor sin oficio es tan amargo como dulce según quien toma lo que tome de tu pluma, por tanto escribe, sigue haciéndolo entre tanto sepas colar el dulce amargo.

Disfruta, siempre disfruta. Todos nos mojamos bajo la lluvia y hay quienes lo disfrutamos más que otros, hazlo con gozo y sano orgullo, disfruta de tu pluma que ella disfrutará contigo.

Noviembre 29, 2015.
Día de “escribidor” en Venezuela.

@samscarpato

Código: 05-2015-3135

Para citar este escrito:

SCARPATO, Samuel. (2015). Del oficio de escribir sin oficio alguno. Primera publicación en fecha 29-Nov-2015 en el medio Facebook. Segunda publicación en fecha 21-May-2016. Consultado en fecha (día)-(mes)-(año). Disponible: https://samscarpato.com/del-oficio-de-escribir-sin-oficio-alguno/