Lobo marino en libertad, que me saludas de cerquita en Valdivia, Región de Los Ríos, Chile, 2009.

Quienes amparen la crueldad de encerrar animales en jaulas, debiesen más bien ayudarnos a salvaguardar las áreas naturales que nos sustentan a todos, donde los pocos abocados a ellas no nos damos abasto para defenderlas.

Tengo amigos cercanos que trabajan en zoológicos, saben que detesto esa monstruosidad y que estoy insistiendo desde hace muchos años en acabar con estas cárceles institucionalizadas y permeadas a toda nuestra infancia como si lo normal fuese ver un animal enjaulado y no en su espacio natural.

Si parte del presupuesto y del personal que trabaja en los zoológicos se destinase a apoyarnos más en el cuidado de las pocas áreas naturales que nos quedan, quizás logremos que el sustento de agua, biodiversidad y oxígeno alcance un poco más para todos, incluyendo para los especímenes humanos que insisten en justificar el encierro de animales.

El otro argumento tiene que ver con alimentar el círculo vicioso del maltrato animal. Funcionarios de distintos zoológicos de diferentes países del mundo, me han dicho que una vez que confiscan y rescatan una especie silvestre de un circo o de una vivienda familiar, es difícil reintroducirlo a un hábitat natural, por ello deben pasar largos períodos en los zoológicos que, por lo general, se convierten en cadenas perpetuas. Este argumento me parece una falacia.

La captura de un mono o de un simio en su hábitat natural, por ejemplo, implica la matanza de buena parte de su grupo familiar, por la tendencia que hay a defender al individuo que los cazadores furtivos intentan llevarse (sucede con los gorilas y otras especies como los oseznos respecto a mamá osa, entre otros casos). De allí que no se debe seguir amparando este círculo vicioso, así sea desde la óptica de la confiscación y “mejor vida” para estos seres.

En los siglos anteriores tuvimos que soportar la desdicha de los “zoo humanos” o zoológicos de personas, en los que colonizadores en sus países exhibían grupos familiares de pueblos originarios cazados y extraídos de sus territorios ancestrales (dentro de jaulas, tan igual como un zoológico actual). Hoy eso nos sorprende y aborrecemos que religiosos, académicos y monarcas lo hayan amparado, financiado e institucionalizado. De igual forma, es una crueldad y una práctica retrógrada el encierro de animales para su exhibición y comercialización.

Por último, justificar como “educación ambiental” la versión contemporánea de lo que hicieron conquistadores y aventureros con sus trofeos de caza, es tan abominable como justificar las guerras y las matanzas actuales en nombre de la religión o de la libertad.

Por favor, medítenlo.

Enlace recomendado del medio “El Universo” – Corte de Argentina otorga libertad a orangután cautivo en zoológico

@samscarpato

Código: 03-2014-1043

Para citar este escrito:

SCARPATO, Samuel. (2014). El inmoral cautiverio animal, los zoológicos deben convertirse en parques botánicos. Primera publicación en fecha 23-Dic-2014 en el medio Facebook. Segunda publicación en fecha 15-Ene-2016. Consultado en fecha Día-Mes-Año. Disponible: https://samscarpato.com/el-cautiverio-de-animales-es-ilegal-ademas-de-inmoral/