¿Podemos ser ricos a pesar de todo el oro, diamantes, coltán, hierro, plata, cobre, caolín, petróleo, carbón y gas que poseemos?, ¿será posible identificar nuestras verdaderas riquezas existenciales en una Venezuela bendecida de exuberancia, pero maldecida por la inmediatez?
Fotógrafos y programadores, médicos e ingenieros, diseñadores y promotores turísticos, shamanes y cantantes, escritores y artesanos, peloteros y locos declamadores, nos han demostrado que Venezuela tiene un talento insoportable para quienes aún no han detectado nuestra verdadera riqueza: nuestra gente y su poder creativo, que destaca a pesar de todo, a pesar de nosotros mismos.
¿Mirar a la Madre Tierra y sus conmovedores dones?, ¿creen que valga el esfuerzo salvaguardar a toda costa nuestra incontable biodiversidad y el soberbio caudal de sus manifestaciones de vida?
¿Qué tendremos que hacer para encauzar un potente rayo de luz universal que abra -o parta- las mentes, o bien abra -o parta- los corazones de quienes se frotan las manos por el vil metal o el grotesco combustible que enloda nuestra capacidad de respirar y ver más allá, ver al menos las manitas limpias de nuestros hijos y su descendencia?
Vaya que es complicado no darnos cuenta que estamos posados sobre la tierra que nos prestaron nuestros hijos, más no la que heredamos de nuestros padres, ya nos lo decía el sabio anciano. No venimos de ella, menos aún la tenemos en concesión, sino que formamos parte indivisible de ella y toda su trama que nos une, así que lo que le hagamos a una parte de la trama se lo haremos a ella toda y, por supuesto a nosotros mismos, también nos lo alertaban los sabios en su momento.
No quiero que repartan más riquezas porque yo no he nombrado repartidores de riquezas que, de paso, no son tales. No quiero que administren más riquezas mal concebidas, por tanto mal empleadas para satisfacer cuestionables necesidades.
¿Quieres ser verdaderamente rico?, pues despliega tus mejores talentos para innovar sobre la base de compartir dichos talentos, más no para arrebatar o ensombrecer los de otros, y los de las generaciones futuras. Destapa y comparte tu propia luz y deja que la oscuridad retroceda sin siquiera esforzarte en odiarla, no vale la pena si quiera enfurecerse por ella.
Luego, ¿te imaginas que tus talentos salven vidas, por tu resuelta voluntad e inventiva de mejorar lo que somos en función de multiplicar las bases que aseguren la vida propia y la de nuestra descendencia?, ¿es posible sustentar la razones y las herramientas que darán cauce a un mundo mejor, comenzando por lo más cercano, sencillo y cotidiano?
¿Cuál es tu causa, tu causa de vida, más allá de tus preocupaciones, quejas y angustias?, ¿haces algo por canalizar lo que crees más justo para mejorar nuestras vidas?, ¿es allí donde mejor aplicas tus talentos?, ¿te lo has preguntado alguna vez?
Créeme que somos ricos, inmensamente ricos, y podemos serlo aún más si reconocemos el infinito poder creador que nos asiste desde lo más profundo de nuestro ser; basta que lo pongamos en marcha y, muy importante, que nos conectemos con la trama de la vida gracias a la increíble magia de la cooperación.
A pesar de las circunstancias y de nuestra propia ira, a pesar de los metálicos dones de la naturaleza y del asfixiante, retrógrado y denso petróleo, podemos ser ricos también, inmensamente ricos.
@samscarpato
Código: 05-2016-3139
Para citar este escrito:
SCARPATO, Samuel. (2016). Creo que podemos ser ricos también. Primera publicación en fecha 27-Abr-2016 en el medio Facebook. Segunda publicación en fecha 29-May-2016. Consultado en fecha (día)-(mes)-(año). Disponible: https://samscarpato.com/creo-que-podemos-ser-ricos-tambien/