En el Día Internacional del Libro, quise dar vueltas para recomendarles el mejor libro de mi vida y no pude decidirme. Pensé en los escritos por Trigueiriho, Toffler o Ibrahim, luego volví a los clásicos recomendados por todos; pero en seguida saltaba a tantos naturalistas y excursionistas que afanaron mi adolescencia, Nehberg, Durrell o Messner. Fui más atrás, tanto como a Boettiger, Lavado o Goscinny, porque me llenaron más el corazón, el corazón de mi infancia.

Mis lecturas infantiles son las preferidas, por eso no puedo dejar de ver cómics y películas bobas en medio de la seriedad con la que muchos pretenden que tome las cosas. Para ser sensible con la Madre Tierra y sus manifestaciones, no puedo alejarme de las boberías que hacía de niño, porque, cuando quise alejarme de ellas de adolescente y en mi tierna adultez, cometí muchos errores con gente valiosa, gente que he amado.

Por eso decidí hace mucho tiempo volver a mi infancia y hacerme responsable de ser feliz y, con ello, al menos tratar de hacer feliz a otros. Saber decir que no, como bien saben decir los niños, es el paso más duro para optar por el camino de la libertad que me llevó de nuevo a mi niñez. Leer, comer o escuchar lo que me gusta, fue otro enorme paso, pero nada como retomar mis caminatas bajo la lluvia, es lo más genial que he recobrado y no volveré a soltar.

Me di cuenta entonces que entretejer las vivencias te lleva a ver todo en perspectiva, pero también a valorar un poco más lo que has vivido y cómo situaciones tan extrañas o a veces injustas para muchos, te llevaron a otras situaciones que configuraron lo que eres hoy en día. ¿Ven cómo ya les estoy hablando como si fuese un adulto?, volvamos a lo más importante de la vida.

No tiene sentido vivir la vida sin desenvolver la madeja multicolor de saltos y tropiezos, o no volver a tejerla con el viento de las experiencias que nos unen a todos, al universo y a lo que verdaderamente somos a lo interno. Exprímele el limón al azúcar, y todo el azúcar posible al limón de tu vida.

Escribe lo más que puedas, lo exigido y lo necesario, tus pesadillas y tus más tiernos e intensos sueños, de luces y espejos también, porque no sabes cuándo te tocará ser luz y cuándo espejo. Escribe mucho que algo queda, y quién quita inspires a alguien o a todos los cometas que surcan distantes horizontes que eventualmente tropiezan con la pluma, con los dedos o tan sólo con la mirada.

Por eso, en el Día Internacional del Libro, te invito a que escribas y leas, leas y escribas, el mejor de todos los libros, el Libro de tu Vida. Hazlo, te sorprenderás por toda la magia que encontrarás allí dentro de una vieja pluma, pero también dentro de tus manos, de tu corazón y del universo entero.

@samscarpato

Código: 05-2016-3138

Para citar este escrito: 

SCARPATO, Samuel. (2016). Te invito que leas el mejor libro de todos, el libro de tu vida. Primera publicación en fecha 23-Abr-2016 en el medio Facebook. Segunda publicación en fecha 29-May-2016. Consultado en fecha (día)-(mes)-(año). Disponible: https://samscarpato.com/te-invito-leas-mejor-libro-todos-libro-vida/