De regreso a clases. He debido, irremediablemente, reincorporarme a mi trabajo de docencia universitaria. Se me acabó el permiso doctoral, así que debí retornar a las aulas para atormentar a mis nuevos estudiantes. Lo lamento por ellos, eventualmente extraterrestres asumimos responsabilidades terrícolas y debemos hablar de teorías de la planificación, organización, dirección y control.
Asquea la política de tirios y troyanos. Somos capaces de denunciar terribles acontecimientos que acaecen en la vereda del frente, sin detenernos a revisar los que suceden, por igual atroces, en nuestro propio patio.
Quiero que pare la guerra y el saqueo. Por supuesto que es injustificable, a todas luces reprochable y humanamente grave lo que sucede en Palestina (como nación, Estado y territorio, aunque muchos no lo reconozcan), la tecnología, la prensa y la diplomacia se ha prestado para vendernos la justificación de lo injustificable. Por igual, hemos dejado de lado las atrocidades que ocurren con los pueblos originarios desplazados en nuestro continente americano por la destrucción de la Amazonía, o la ocupación de territorios del pueblo Mapuche, Yukpas desplazados y asesinados en la Sierra de Perijá, y en tantas otras partes del globo, esos muertos no cuentan, así como no cuentan los casi mil muertos por mes producto de la violencia en las calles de Venezuela (en ocasiones se han registrado casi dos mil por mes).
Retomemos el trabajo comunitario sin proselitismo político. En la medida que nuestro entorno social y ambiental esté bien, nosotros estaremos bien. Creo que todos, sin excepción, debemos dedicar importantes horas de nuestras vidas a agradecer con nuestras propias manos, a las fuentes de vida y las personas que las resguardan en los campos, mares, bosques y selvas de donde provienen nuestros alimentos, agua, medicina y oxígeno. No comprender esta relación y, peor aún, no valorar, resarcir, retornar o reivindicar la labor socio ambiental de nuestros compañeros y hermanos campesinos e indígenas, significa el suicidio inminente de quienes viven en pueblos y ciudades. Algo debemos hacer, para ayer es tarde y, dejarle esta responsabilidad al gobierno, implicaría diluir la efectividad del resultado, más que corresponsabilidad, es nuestra responsabilidad ciudadana.
Las redes sociales se atontan o pendejean eventualmente. A veces no provoca escribir, otras ni siquiera leer las cosas que con mucha frecuencia se escriben por allí. Por días, el sufrimiento propio es moda, otras veces se grita al viento lo malo que son los demás, ni hablar del bullying (acoso, caciqueo o morboso desprecio demostrado física o verbalmente) sea en lo político, lo social o cultural; vaya que muchos hacen un enorme esfuerzo por resaltar en qué cosas usan su inteligencia sin proponerse resolver los problemas más sencillos que rodean su propio hogar. Qué fácil es criticar, definitivamente es más fácil que ponerse a pensar.
El nuevo mundo que deseamos no llegará por sí solo. Sacude tu mente, tu alma y tu corazón, salte de las distracciones que llenan de obstáculos fútiles tu vida, y nos hacen personas ciertamente egoístas sin abocarnos a deconstruir y construir la realidad que soñamos. ¡Ánimo pues!, que la esperanza debe ser acompañada por el trabajo cotidiano para mejorar esa realidad que nos incomoda, no a control remoto, sino por medio de pequeñas acciones que se harán enormes cuando resuenen en todo el universo los cambios que de a poco logramos en nosotros y quienes nos rodean.
¡Cuento contigo!
@samscarpato
Código: 05-2014-3118
Para citar este escrito:
SCARPATO, Samuel. (2014). Aunque intentes evadir la realidad, es imposible que no duela lo que sucede en nuestro planeta. Primera publicación en fecha 27-Jul-2014 en el medio Facebook. Segunda publicación en fecha 28-Dic-2015. Consultado en fecha Día-Mes-Año. Disponible: https://samscarpato.com/aunque-intentes-evadir-la-realidad/