La historia nos la han inyectado de forma tan distorsionada, e incluso así la hacemos tan nuestra, que hasta a los anti imperialistas del continente celebran el aniversario de la fundación de tantas ciudades que hicieron a sangre y fuego los españoles hace tres, cuatro y cinco siglos atrás. Aclaro que celebrar la interculturalidad me parece bien, pero institucionalizar una cortina que no nos deja ver, apreciar y reconocer el verdadero legado de nuestros pueblos originarios, eso es otra cosa.
Pero la alienación no llega hasta allí. “Por favor ya deja el resentimiento”, me increpaba un viejo y buen profesor judío, a quien escuché hablando de las penurias que pasó hace milenios su pueblo a manos de los babilonios (iraquíes), egipcios, persas (iraníes), romanos, entre otros grandes imperios; y pensar que el resentido era yo por solidarizarme con hermanos que llevan apenas doscientos años de olvido y algo más de quinientos en resistencia.
Fiestas “paganas” y complejos rituales que celebran nuestros hermanos celtas (mi abuelo materno y toda su familia es celta), son protegidos como acervo y atractivo cultural y turístico de España y Europa; hacer lo propio en Suramérica con Yanomamis, Yukpas, Piaroas o Mapuche, puede llegar a ser un escándalo, debes retirarte a la clandestinidad de sus territorios (si es que los tienen) porque en plazas y parques “públicos” eso está mal visto.
En Brasil, Venezuela, Colombia y todo el Caribe, no están mal vistos los ruidosos y alegres bailes africanos que ya se hicieron nuestros, junto con tantos géneros musicales y sensuales bailes derivados de ellos, pero sigue siendo un sacrilegio hacer un ritual con cánticos indígenas en una escuela pública (ni se diga en una privada).
Me decía una gran amiga, “¿qué nos cuesta vivir con el orden y la integración social, por ejemplo, que tiene Alemania?”, ¿tú viviste ahí y jamás te diste cuenta que los germanos son un pueblo originario?, ¿por qué tomas como ejemplo el orden de la nación germana y jamás se te ocurrió, entre otros, tomar como ejemplo la impecable organización del pueblo-nación Huottuja (Piaroa) en la Amazonía venezolana?
El rebelde maestro nos decía que nos calmemos porque la historia la escriben los vencedores, con razón he escuchado decir a chicos ya grandes que el chocolate es originario de suiza, el tomate de Italia y la papa de España, tanto como escuchar barbaridades tales que Europa ya conocía o utilizaba el cero y los calendarios perfectos.
Germanos, judíos, griegos, chinos, indúes (hindúes)…, hermosos pueblos que nos cuentan sus historias. ¿Por qué para ellos no es considerado resentimiento reclamar sus territorios y su autodeterminación, o celebrar sus cultos milenarios, incluso fuera de sus fronteras, así como defender sus legados y conmemorar sus pérdidas y genocidios?
¿Hasta cuándo seguir tolerando que insulten nuestra inteligencia al llamarnos resentidos y subversivos a quienes viendo vivo el legado de nuestros pueblos originarios, lo defendemos además porque consideramos que es una forma más sustentable de organización social y modo de vida en general?
¡Ya basta de tanta ignominia!, la paz social en nuestro continente comienza por el reconocimiento a la autodeterminación de los pueblos originarios.
No es resentimiento, es un diálogo de paz.
Al pueblo Mapuche, a los pueblos de la Amazonía, de los Andes, de Centro y Norteamérica, al exiguo pueblo de la cuenca del mar Caribe. A los pueblos hermanos que escriben nuestra historia con su narración oral y ejemplo de vida, por la fuerza de la esperanza y por la esperanza de la visión de un mundo nuevo que nos sea posible a todos, ¡por todos nosotros hermanos!.
@samscarpato
Código: 01-2014-9038
Para citar este escrito:
SCARPATO, Samuel. (2014). La historia está tan deformada, que nos obligan a aceptar que es una necedad y hasta subversión defender a nuestros pueblos originarios. Primera publicación en fecha 06-Oct-2014 en el medio Facebook. Segunda publicación en fecha 28-Dic-2015. Consultado en fecha Día-Mes-Año. Disponible: https://samscarpato.com/historia-subversión-defender-nuestros-pueblos-originarios/