Relatos de juventud, 1997
En la historia contemporánea de Venezuela, observamos a muchos hombres y mujeres provenientes de los distintos sectores socioeconómicos que conforman nuestra nación, manifestar su preocupación acerca de la difícil situación que se vive en cada hogar y demás instituciones representativas de nuestro país. Desde la crítica estéril y las propuestas utópicas, hasta las más loables y destacadas soluciones planteadas por los hombres de ciencia y ciudadanos comunes, nos encontramos a diario con que la situación, en la microeconomía familiar y empresarial, tiende más bien a agravarse.
Existen aspectos claves que nuestros especialistas en ciencias sociales subestiman, relacionados con el crecimiento interno de nuestra economía y con una distribución más idónea de la riqueza; reflejada por lo menos, en asegurar una plataforma más sólida y sustentable sobre la cual proyectar todas las actividades productivas del macro y micro empresario venezolano.
Nuestra élite política y empresarial, insiste en que la plataforma económica que garantizaría la seguridad nacional, está conformada por medidas macroeconómicas que tienden de manera poco sustentable, a controlar la inflación y el déficit fiscal. Estos ajustes macroeconómicos, que responden a condiciones impuestas por los entes financieros multilaterales, tienen un gran costo social para el ciudadano común, que bien pudiera acotarse como más del 85 % de los habitantes de nuestro país.
En el ámbito internacional, se observa a Venezuela con sus Índices Macroeconómicos ciertamente alentadores; desde las reservas internacionales, hasta el paradigma de las voluminosas exportaciones, pasando por el robusto Producto Interno Bruto, pareciera que cada uno de los venezolanos vivimos en un mar de oportunidades pecuniarias.
Entonces los ministros de las carteras relacionadas con las finanzas y la economía en general, suelen hablarnos de otro país o de otro mundo, puesto que sus declaraciones no se ajustan de ninguna manera con la realidad que vivimos la enorme mayoría de las familias y empresas venezolanas.
Señores, ¿hasta cuándo resolveremos con “pañitos de agua caliente” nuestros problemas socioeconómicos? Debemos comprender que el Desarrollo Sustentable está dado por la vigencia temporal y espacial de las políticas socioeconómicas que se adopten, en relación con la disponibilidad de los recursos naturales y de toda índole, y además conforme al bienestar social expresado por medio de las relaciones humanas dentro de todos los ámbitos. Vale la pena preguntar si la Agenda Venezuela responde a un verdadero Desarrollo Sustentable.
Veamos lo que opinan las naciones más desarrolladas al respecto. Para que pueda existir y proyectarse un Desarrollo Sustentable, deben tomarse en cuenta los siguientes aspectos fundamentales: Primero, promover un desarrollo agropecuario integral, en el cual se dé mayor importancia a la agricultura de alimentación (autoabastecimiento) por encima de la agricultura de exportación; el auto abastecimiento debe cubrir por lo menos la mitad de lo que es consumido por la nación. Segundo, un aprovechamiento muy racional de los recursos naturales, en función de la permanencia de las fuentes de agua, energía, oxígeno y demás recursos renovables o no. Tercero, la capacidad de autofinanciar gran parte de los proyectos económicos y sociales promovidos por las empresas e instituciones de la nación. Cuarto, un ambiente tributario y laboral, que incentive no sólo las grandes inversiones, sino también la permanencia y desarrollo de la pequeña y mediana empresa.
Pudiéramos seguir enumerando, pero basta con lo ya citado para analizar dentro de nuestras fronteras la situación real experimentada en Venezuela.
Nada más con saber que importamos más del 80 % de los alimentos que consumimos (MAC, 1997) y que dependemos financieramente de los centros mundiales de comercio, podemos fácilmente expresar la peligrosa vulnerabilidad política, económica y social en la que nos encontramos.
Amordazados y maniatados, estamos a merced del consentimiento de los intereses trasnacionales a la hora de aplicar políticas internas que a nosotros nos parezcan más dignas o justas.
Pero no es la intención de este escrito caer en el resentimiento para con otras naciones, sino más bien de despertar conciencia nacional en pro de políticas interiores que promuevan un verdadero Desarrollo Sustentable.
El empresario y sostén de familia venezolano, hace invalorables esfuerzos para mantenerse en pie ante la inestabilidad jurídica y de mercado. Debemos reflexionar lo siguiente: ¿Cómo establecer una cultura tributaria si no se logra antes una costumbre de productividad? Creo que aquí si tiene aplicación el refrán citado por el Ministro Petkoff, “antes de batir la tortilla primero hay que romper los huevos”.
Para la promoción de un Desarrollo Sustentable, también debe tomarse en cuenta la interrelación o el impacto que tendría una política socioeconómica sobre los demás sectores relacionados. El “efecto mariposa” significaría que una pequeña actuación pudiera desencadenar enormes revoluciones, es decir, todo está muy familiarizado cuando de Sociedad se trata; ésta es una masa muy viva y cambiante que hay que estudiarla con un amplio sentido de holismo, cuidando que un desajuste en un “pequeño órgano” puede crear una gran incomodidad manifestada en el todo.
Los administradores, empresarios y cualquier actor de gerencia de nuestra sociedad, debiésemos tomar más en cuenta ciertos aspectos que aparentemente poco se relacionan con nuestro campo de trabajo o estudio. Es hora de involucrar más nuestras conciencias y nuestros corazones con el hecho económico y político, para que así su repercusión social nos duela de verdad y lo pensemos muy bien previamente, con el objeto que cuando el péndulo de nuestras acciones se acerque a su punto de partida, ya sea cíclico o espiral, sus efectos no sean devastadores o mejor dicho, hayamos alcanzado el deseado Desarrollo Sustentable.
@samscarpato
Código: 04-1997-2013
Para citar este escrito:
SCARPATO, Samuel. (1997). El desarrollo sustentable y la seguridad nacional. Primera publicación en fecha 12-Jul-1997 en El impulso. Sección Opinión, página A2. Consultado en fecha (día)-(mes)-(año). Disponible:https://samscarpato.com/desarrollo-sustentable-la-seguridad-nacional-venezuela/