Con el ejemplo aprendemos más que con los discursos, repetía incesantemente el abuelo. Los que se parten la joroba sosteniendo el país, maestros de escuela, enfermeras, agricultores, por sólo citar tres dignos oficios dentro de una pléyade de al menos otros veinte, andan por las calles sorteando distintos tipos y niveles de riesgos, piden a su Dios que les proteja durante el día y que consigan a sus hijos y pertenencias enteras en casa a su regreso.
Sin distingos de credo, raza o preferencia político ideológica, así lo hacemos a diario, y no es nada fácil, en lo absoluto, decirlo desde posiciones próximas a la orilla ideológica a la que hoy reclamas, fácil es decirle torpe y ladrón a quien odias y ves a la distancia.
Me he ganado toda suerte de amenazas por decirle en su cara, o entregarle un oficio en su despacho a alguno que otro alto funcionario, para hacerle ver lo mal que se desempeña e incluso denunciarlo ante organismos jurisdiccionales, es la parte difícil del asunto.
Pero de eso no trata mi escrito. Quiero significar lo duro que resulta ver privilegios entre las familias encabezadas por quienes justamente critican los privilegios que tienen o tuvieron sus adversarios.
Existimos cientos o miles de profesionales que si bien podemos optar por cómodos oficios sin salir de la ciudad (en mi caso he probado la consultoría empresarial fuera de mi trabajo central como profesor e investigador universitario, y me resultó cómodo y bastante rentable), sin embargo escogemos dedicar miles de horas no remuneradas al servicio comunitario en entornos apartados o con altos riesgos, es lo que llamo el “frente de batalla”.
¿Por qué en el “frente de batalla” no vemos a familiares de altos funcionarios, alfabetizando, combatiendo incendios forestales, poniendo orden en las filas para adquirir productos regulados, atendiendo desde cubículos de información al ciudadano, viajando en autobús, cultivando los campos, conduciendo una ambulancia, haciendo mantenimiento a los tendidos eléctricos o haciendo el servicio militar en una apartada zona selvática?
¿Será eso posible?, me refiero a ver en el “frente de batalla” a los familiares y amigos de los altos funcionarios, de ser así, creeré en los partidos políticos y posiblemente pueda seguir a alguno (cosa que jamás he hecho, hasta ahora no he podido registrarme o militar en ninguno), de lo contrario seguiré pensando y actuando con criterio propio.
Hijos de los campos y de los trabajadores del mundo, ojalá ustedes sean los hijos más afortunados de la patria.
@samscarpato
Código: 02-2015-0113
Para citar este escrito:
SCARPATO, Samuel. (2015). Hasta cuándo veremos a los hijos y familiares de altos funcionarios ocupando altos cargos y no en el frente de batalla. Primera publicación en fecha 04-Abr-2015 en el medio Facebook. Segunda publicación en fecha 14-May-2016. Consultado en fecha (día)-(mes)-(año). Disponible: https://samscarpato.com/cuando-veremos-los-hijos-familiares-altos-funcionarios-ocupando-altos-cargos-no-frente-batalla/