La libertad de conciencia y la alegría de saberse infinito e inatajable ante el orden que presiona, es lo que empuja el arrojo y el aparente desenfreno del estudiantado en cualquier país del mundo. No es el coraje y la entrega sin miedos lo que empuja la libertad y los vientos de cambio sino que, por el contrario, el cambio llega por la expansión de la luz que albergan los corazones de los jóvenes del mundo, vestidos de coraje en sus voces y brazos, de allí la incauta confusión de los apedreadores de oficio.

A eso se le tiene miedo, no precisamente a la fuerza de la masa, sino a la convicción y al amor a las ideas de cambio. ¿Qué fuese de la ciencia y la poesía si la luz infinita del corazón de los estudiantes se llegase a detener?, ¿qué sería de la política y la democracia sin la construcción divina e irreverente de los estudiantes?, tampoco imagino impulsar “locuras” como los derechos de las plantas y los animales a vivir libre de maltratos, sin el afán del sensible y libre pensamiento de los jóvenes del mundo.

¿Acaso romper los esquemas o tan sólo sugerir ampliarlos y mejorarlos, amenaza lo establecido y la anti historia de quien detenta el freno de las corrientes de cambio?, sí, y digámoslo sin ambages. Somos una amenaza.

Aquellos que fueron jóvenes combatientes de la opresión y la anti historia, bañados de coraje y de locura, impulsados por la inmensa visión de un mundo mejor, pero que hoy traban la puerta que da entrada a la brisa fresca del nuevo amanecer, se convierten en los necios verdugos del sentido natural de la historia y del nuevo crisol del vida en sociedad.

¿Qué fue de los briosos jóvenes con sentido libertario que nos alentaban con la poesía y la necesaria toma de calle, anunciando un mundo mejor?, tenemos los que resultaron acomodados como aparentes virtuosos de la política, tenemos los execrados de las sordas y estáticas estructuras y tenemos, a los que va nuestro sentido homenaje, los desaparecidos del mundo conocido.

Los políticos se hacen clase, más bien casta, y una vez allí echan raíces y tentáculos con control de tráfico y más. El flujo de información, recursos y decisiones no es cualquier cosa y no drena de la misma forma a cualquiera. Una vez hechos casta, quedan atrás los bríos de la juventud libertaria e impulsora de cambios; ahora el coraje se emplea para detentar el poder capturado, el viejo concepto de hegemonía se hace ley.

Los execrados, por su parte, se encuentran en un limbo sin cuartel, no son de aquí ni de allá; advierten lo que ha debido ser y nunca fue. Renegados y anarquistas, profetas sin rumbo en busca de redención; almas en pena que tendrán sed por el rumbo perdido o tendrán gloria cuando retornen a su propio ser y recobren el sentido de su eterna juventud.

Pero están también los desaparecidos, los inexcusables excusados por los políticos y la política sin culpa alguna, los desarraigados de su tierra, de sus cuerpos, de sus familias. Todos extrañamos a los que se fueron y, desde antes, extrañamos a los que se van.

Se van por un tiempo o se van para siempre. Se mueven para no perder sus sueños y sus vidas, o pierden sus vidas para que otros no pierdan sus sueños. De alguna manera estamos desapareciendo con todo y nuestros bríos; somos los desaparecidos del mundo los que no dejamos de alertar.

Rendimos sentido homenaje a todos los desaparecidos, a los de aquí y a los de allá, a los de su tierra y a los de su vida, a todos de verdad; a los desaparecidos de conciencia que tuvieron la suerte de ser execrados por jamás apuntar ser acomodados de la política o cosas tan igual; más en especial a los desaparecidos por completo, a sus espíritus hoy iluminados de amor y eternidad.

Por todo esto, extendemos palabras de brioso aliento a los jóvenes del mundo, a los estudiantes de aquí y de allá, para que no bajen sus brazos jamás. No teman resonar sus gargantas sin parar pero, por sobre todas las cosas, no dejen de expandir vuestra conciencia, defiendan las más justas causas, así sea a riesgo de los barrotes que tiemblan por los gritos de cambio sin parar.

Seamos eternos jóvenes, estudiantes sin cesar, lejos del mayor de todos los peligros, el hechizante perfume de las ideas que nos arrastran a la comodidad. ¡Vamos jóvenes del mundo!, les grito a los de aquí y a los de allá, seamos luz de cambio y honesta palanca de fuerza y libertad.

@samscarpato

Código: 09-2016-7022

Para citar este escrito:

SCARPATO, Samuel. (2016). Son los estudiantes un factor amenazante para los gobiernos del mundo. Primera publicación en fecha 26-Sep-2016 en el medio Facebook. Segunda publicación en fecha 22-Dic-2016. Consultado en fecha (día)-(mes)-(año). Disponible: https://samscarpato.com/son-los-estudiantes-un-factor-amenazante-para-los-gobiernos-del-mundo/